El 86% de los consumidores en España sigue utilizando el efectivo como método de pago habitual frente a los pagos electrónicos, según reveló el estudio sobre hábitos de pago de los consumidores en España que realizamos el pasado abril. En el estudio se analizó el uso habitual y el nivel de conocimiento del consumidor sobre los diferentes medios de pago, con el objetivo de seguir avanzando como asociación en sus objetivos de educación e inclusión financiera.
Los datos apuntan que los esfuerzos realizados por parte de la administración pública para fomentar el uso de medios de pago distintos al efectivo están resultando poco eficaces hasta el momento en España. Unos datos que podrían ser incluso más destacados si se tiene en cuenta que las encuestas se realizaron en período de rebajas de Navidad, cuando el consumo aumenta considerablemente y los métodos de pago tienden a diversificarse más que en otros períodos.
Estas conclusiones apuntan que se mantienen las tendencias apuntadas por el Banco Central Europeo (BCE) en su informe de noviembre de 2017, donde mostraba que el 87% de las transacciones comerciales en España se realizaban en efectivo, siendo superados sólo por países como Malta (92%), Grecia (88%) o Chipre (88%), y seguida por Italia y Austria (86%).
Según el estudio, los medios de pago electrónico cuentan con un elevado grado de aceptación entre los consumidores que destacan como principales ventajas de su uso su comodidad y sencillez y su aceptación en internet. Junto a estas valoraciones, los consumidores destacan también la facilidad de uso en los pagos con tarjeta de débito (73%) y tarjeta de crédito (66%), seguido de la inmediatez en la ejecución del pago (65%).
Frente a estas percepciones, los consumidores denuncian como principales frenos para la extensión de los pagos electrónicos las dificultades en comercios y en otros servicios habituales, como transporte público, donde no se acepta este método de pago para los pequeños importes más habituales del día a día.
Además, en el caso de las tarjetas de crédito, los consumidores apuntan las comisiones que hay que pagar por el uso de la tarjeta o mantenimiento de la cuenta bancaria como frenos adicionales que condicionan su uso más generalizado.
Finalmente, junto con los condicionantes anteriores, destacan los frenos a los pagos con el móvil que, además de su baja aceptación, son aquellos relacionados con la disponibilidad de datos, de batería o la capacidad del propio dispositivo móvil.