En los últimos años se ha constatado un aumento en el nivel de los pagos electrónicos, con alta incidencia en la compra online, vinculado al progresivo aumento del comercio electrónico. Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), la facturación del comercio electrónico en España ha aumentado en el cuarto trimestre de 2018 un 26,9% interanual, alcanzando los 10.820 millones de euros. Los datos sobre comercio electrónico, recogidos periódicamente por el portal CNMCData, muestran el progresivo incremento que experimenta este sector.
A los consumidores nos provoca recelo el desconocer el nivel de seguridad en los pagos, especialmente cuando realizamos nuestras compras online. Debido a que los pagos pueden ser objetivo de estafadores varios y hackers es necesaria una regulación o una serie de medidas que aporte seguridad y protección contra el fraude. En este sentido, además, debería fomentarse a nivel europeo la garantía en las transacciones y pagos digitales, pudiendo fomentar y garantizar seguridad al consumidor que está realizando sus compras de forma electrónica.
Al hilo de lo anterior, la Unión Europea ha dado pasos importantes en esta dirección, a través de la nueva Directiva de Servicios de Pago y de una autenticación de los clientes más fuerte y mejor. Estos cambios significan un paso hacia adelante importante en cuestiones de seguridad, confianza y comodidad de uso, especialmente para los consumidores, teniendo que garantizarse por parte de las autoridades el tiempo suficiente para que tanto la industria, como los comercios, lleven a cabo una correcta adaptación a esta nueva realidad sin que se produzcan perjuicios para los consumidores.
A nivel práctico, en lo que respecta a medidas relativas a la seguridad de los pagos, se podrían citar algunas de las herramientas a través de las que se articula y en las que el consumidor se ve involucrado de forma diaria, incluso sin ser consciente de ello. Un ejemplo de herramienta o método de seguridad es la tokenización, que se utiliza para dotar de seguridad a las tarjetas de pago, evitando que se duplique la información del consumidor a nivel online (en un pago electrónico, etc.). El proceso es sencillo y actúa de forma que el número de tarjeta del cliente se cambia por números que se generan de forma aleatoria (“token”) de cara a que, en el momento de procesar los pagos, no se expongan los detalles y datos reales del consumidor, manteniéndose de esta forma seguros los números reales de su tarjeta. Además, estos números varían de un dispositivo a otro y dan lugar a que las empresas no necesiten almacenar los datos confidenciales de las tarjetas de los usuarios, evitando posibles escenarios de vulnerabilidad. El uso del token es uno de los ejemplos de herramientas que se emplean en la seguridad, pero hay más. Desde e-consumer analizaremos en próximas entradas de nuestro apartado de Tendencias algunos ejemplos nuevos.
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