Un momento tan cotidiano como es el del pago sigue más próximo a lo físico que a lo digital, pues todas las personas llevan consigo efectivo para sus transacciones habituales. No obstante, las conductas analizadas por ADICAE confirman las tendencias internacionales e indican que la realidad está evolucionando paulatinamente en nuestro país. En un mundo extraordinariamente cambiante, los consumidores deben afrontar con solvencia el diverso espectro de medios alternativos al líquido y las posibilidades divergentes que alcanzan éxito a un ritmo vertiginoso.
En su informe sobre las tendencias y percepciones de usuarios en torno a estos medios de pago, ADICAE analiza los retos para los consumidores y, especialmente, las trabas y escollos específicos que limitan el uso y están relegando a nuestro país a la cola de la transformación digital. Este informe señala al 2019 como un año decisivo, no solo por la ya obvia revolución tecnológica en el sector, también por la entrada en vigor de la PSD2 y su posterior eficacia, aún por valorar. En este escenario transformador, ADICAE coloca en el centro al consumidor y recuerda que la capacidad de penetración de los medios de pago electrónicos está íntimamente ligada a la figura del usuario y a su percepción sobre las ventajas de estos medios, pero también de los riesgos, dificultades o barreras que interfieren en su desarrollo.
Esta es una de las conclusiones que arroja el informe de ADICAE -basado en encuestas y sondeos previos entre una amplia muestra de consumidores a nivel nacional-. Mientras llega ese momento, los indicadores ponen de relieve trabas y “frenos” que pueden afectar a la aceptación, accesibilidad, operatividad o logística en la experiencia del usuario y hacen que el amplio nivel de conocimiento de los medios de pago electrónicos no alcance, sin embargo, conexión directa con su empleo.
El metálico es protagonista para pagos del día a día: pequeñas cuantías, puestos callejeros, vending, transporte urbano o servicios a domicilio. Las tarjetas, por su parte, lideran las transacciones en internet y las compras de elevado importe: hipermercados, gasolineras, moda, tecnología, restaurantes…etc. La comodidad y sencillez de uso, así como la aceptación en el punto de venta, se constituyen como los factores más determinantes y elementos facilitadores de la extensión en el uso de los medios de pago.
En contraposición, el informe pone el foco sobre las dificultades y obstáculos que retraen su implantación en los hábitos de consumo de los españoles. Estas consideraciones son comunes, con independencia de género, edad o lugar de residencia y tienen su eje principalmente en aquellos medios que articulan el pago desde dispositivos móviles (obsolescencia tecnológica o carencias en equipamiento: datos, batería, software). Igualmente, se han inferido otros inconvenientes, como es la poca aceptación para pequeños importes de las tarjetas o la posible existencia de costes o comisiones asociadas.
Llevar el móvil consigo se ha convertido, para el consumidor, en una sucursal bancaria en el bolsillo. ADICAE expone que la aplicación de la tecnología para brindar servicios financieros puede generar oportunidades que empoderen al consumidor, con un entorno más transparente, práctico, seguro y centrado en el usuario. Pero advierte que usuarios y asociaciones deben estar en todos los procesos de desarrollo para vigilar y participar -como usuario final- de la bancarización de nuestras vidas.
Más del 60% de consumidores declaran hacer uso de aplicaciones móviles para la gestión, consulta y/o control de sus productos financieros. En este sentido, seguridad y confidencialidad se establecen como variables críticas sine qua non para el desarrollo de medios de pago y el consumo en el entorno digital.
Otros asuntos, como el de la autenticación biométrica o la protección de nuestros datos de carácter personal en los canales de pago digitales, se recogerán entre las tendencias que, a modo de observatorio, inaugura ADICAE en su plataforma web: e-consumer.es
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